¿como ejercer con el título retenido? triste realidad.

Mucho se ha hablado en Chile sobre el lucro con la educación, y por ende, hemos sido testigos de diversas protestas y discusiones respecto al tema, las cuales normalmente se dan dentro del contexto de las mismas universidades, pues son mayormente los alumnos universitarios los encargados de poner sobre la mesa este tipo de irregularidades. Sin embargo, este lucro no solo afecta a quienes se encuentran estudiando dentro de estas instituciones, si no que también a los que ya están fuera  de ellas, como es el ejemplo de muchos profesionales endeudados, dado los excesivos intereses que le cobran los bancos por el crédito que en algún momento debieron pedir para costear la totalidad o parte de sus carreras. Sin embargo, existe también otro grupo perjudicado, que a estas alturas estoy dudando de que sean pocos. Me refiero a todos aquellos profesionales que por situaciones económicas, no han podido ejercer sus carreras, debido a que tienen su título retenido por alguna deuda que les quedó con sus universidades, limitándoles de manera inmediata la posibilidad de encontrar trabajo.

 Verdaderamente, es una lástima que ocurran estas cosas. De manera personal, me siento sumamente identificada con la situación, pues yo viví algo completamente parecido, hasta que por gracia de Dios apareció gente dispuesta a ayudarme.

Terminé mi carrera de psicóloga el 19 de mayo del 2010, pero dado a una deuda que tenía con mi entonces casa de estudios (universidad Tarapacá de Arica, UTA) no pude acceder a la obtención de mi título.

Con el fin de poder saldar rápido la deuda para así poder tener pronto el cartón en mano y desvincularme de la U, intenté conseguir trabajo dando las explicaciones correspondientes, pero no fue posible conseguirlo, ya que tenía otro punto en contra, mi condición de discapacitada visual, lo que sumado al tema de la no existencia física del título me hacía aún más difícil cumplir con mi objetivo, pues en ese momento solo el cartón en mano, me ayudaría a comprobar mi profesión.

Así pasaron aproximadamente dos años más que difíciles para mí, hasta que recibí la ayuda del entonces director de SENADIS arica (francisco Subercaseaux), quien realizó gestiones para negociar con la U, de tal manera de poder repactar la deuda, comprometerme a pagarla bajo firma de un pagaré notarial, y así poder obtener este famoso papelito, obviamente pagando antes 180000 pesos, costo de la estampilla de la que no se salva nadie.

Y es por todo esto precisamente que me siento tan identificada con el tema, pues yo lo viví en carne propia y sé muy bien la impotencia que se siente ser profesional y no poder ejercer por que tu situación económica no te alcanza para pagar el famoso papelito que certifica tus 5, 6, 7 años de esfuerzo que no puedes disfrutar, por que no hay dinero para pagar.

Fuerza para Víctor Serrano, su madre, y todos los afectados en esta situación, que de seguro son mucho más de los que se cree.

Ejemplo de la farándula en Chile

“Pero tía ¿para que estudiar una carrera? Yo quiero ser de la tele, así gano plata, soy famosa, estoy siempre vestida a la moda y tendría muchos pololos, a parte de hacer lo que yo quiera”

Fueron las palabras explícitas de una adolescente de 17 años, que al momento de preguntarle que estudiaría al salir del liceo me salió con semejante respuesta y no en tono de talla necesariamente, si no que muy consiente y convencida de lo que decía.

Mientras la escuchaba con atención, me admiraba a cada instante de los fundamentos que ella presentaba para defender su postura, muchos de ellos basados en conocidos ejemplos de nuestra lamentable farándula Chilena.

 Aún mayor fue mi sorpresa, cuando me di cuenta que entre sus pares habían varias que pensaban de la misma manera, y que cada una de ellas tenía como modelo a seguir a sus figuras favoritas, las que no se caracterizaban necesariamente por tener los mejores valores, haber estudiado o querer estudiar una carrera universitaria o técnica, o por ser una madre responsable o excelente dueña de casa, si no que sus mayores características eran tener dinero, asistir a caras discotecas, estar siempre vestiditas a la moda, y por sobre todas las cosas tener muchos pololos con plata, escenario que si se les diese la oportunidad estarían dispuestas a conseguir.

Obviamente acepté con respeto sus opiniones, planteando también mi postura respecto al tema, pidiéndoles a ellas el mismo respeto hacia mí de su parte, lo que con los adolescentes no es tan difícil de conseguir si les haces sentirse escuchados y respetados, que no es lo mismo que aprobados.

La conversación siguió su curso, los temas rápidamente fueron cambiando, pero yo reconozco haberme quedado pegada en el tema, y la frase de esta pequeña más el fundamento de alguna de sus amiguitas seguían dando vueltas en mi cabeza, dejando en mi persona muchos cuestionamientos respecto al tema y a quienes pudiesen ser responsables de tan lamentable situación (la familia y la televisión).

Hoy, a casi 3 meses de la conversación citada, un nuevo escándalo farandulero da vueltas en las redes sociales y canales de televisión, llevándome a recordar lo anteriormente expuesto: la tan mencionada Valentina Roth una vez más gana cámaras haciendo de las suyas, prototipo principal de la chica de la frase, en esta ocasión, por un supuesto intento de suicidio, provocado aparentemente por la mezcla de ansiolíticos con alcohol.

Y es que es realmente lamentable el papel que hoy en día juega la televisión en nuestro país, dando cámara a tan graves ejemplos, sin contar a los programas en los cuales estas noticias y otros cagüines son sinónimo de rating, utilizando para ello a jóvenes que creen estar haciéndolo de lujo, sin darse cuenta que detrás de la fantasía de ser famoso/a, no hay nada más que un aprovechamiento televisivo, el cual terminará cuando aparezca otro/a con mejor material que ellos, llevándolos a hacer cada vez mayores tonteras para poder llamar la atención y mantenerse en cámara, mientras muchos en el país siguen sus ejemplos con tal de conseguir lo que quieren.  

El significado de la frase de Virutex

Más de 24 horas lleva siendo tendencia en twitter la marca Virutex, dado a su polémico comercial con la frase “mi marido trapea el piso conmigo y me encanta,” que causó la molestia de miles de mujeres y también algunos hombres por catalogarlo de machista, sexista, e incitador a la violencia en contra del género femenino.

He leído en la red social muchos comentarios y opiniones en contra de la empresa y sus publicistas, tratándoles de desubicados, machistas, sexistas, entre otras que no reproduciré en este medio, no faltando también aquellos que se burlan del tema, que inventan nuevas frases, y una minoría que es capaz de ver de manera un poco más amplia lo señalado en esta publicidad.

Y es que si hablamos de sexismo o machismo, tendríamos que empezar por criticar también todos aquellos comerciales que explícitamente lo son, como por ejemplo los de cerveza, o aquellos que sin ningún complejo de culpa muestran el cuerpo de la mujer como símbolo sexual, resaltando atrevidamente sus atributos con el fin de estimular la mente del cliente y conseguir una mejor venta, sin contar aquí a los programas de televisión que noche a noche pretenden mantener su sintonía mostrando más cuerpo y menos ropa, comerciales y programas de los que nadie reclama, pues al parecer es más natural ver mujeres casi desnudas, en situaciones verdaderamente denigrantes de las que todos se ríen, encontrándolo lo más normal del mundo aún cuando pudiesen haber niños mirando.

NO escribo aquí con la intención de defender a la marca Virutex, pues efectivamente debieron haber tenido más cuidado con la frase, pero sí escribo respecto al tema, dado que me parece bastante doble estándar que se critique una cosa y se aplauda otra, mal que mal, el decir “mi marido trapea el piso conmigo y me encanta” es perfectamente entendible como decir que se tiene un marido que ayuda en el aseo de la casa, pues la interpretación y significado que aquí se le da para tildarlo de machista tiene que ver con que en algún momento de la historia a alguien se le ocurrió la maravillosa idea de asociar dicha frase con la violencia hacia la mujer, lo que provocó la reacción de varias personas al sentirla como ataque, pero lamentablemente guste o no, el comercial utiliza la frase en su verdadero significado.

Típica característica de nosotros los Chilenos, quedarnos pegados en el pasado.

Hace un rato atrás, mientras revisaba twitter, me di cuenta que una de las tendencias en chile era Carlos Cazelly, el cual no se mencionaba necesariamente por algo nuevo, si no que una vez más era recordado por aquel famoso penal perdido, que hasta hora se le recuerda casi como refregándoselo en la cara, aunque obviamente y de acuerdo al típico cinismo y doble estándar del Chileno, característica típica también en varios miembros del periodismo, se lo tratan de sacar como una “anécdota pasada,” la cual seguramente para él más que una anécdota, es el peor trauma de su vida.

Muchos cuestionamientos nacieron entonces en mí, a parte de la rabia que me dio la situación de que después de tantos años, aún le sigan dando a ese temita, no faltando los futbolistas reprimidos que critican y critican cuando a lo más han jugado futbol en un paseo familiar, y por ende no tienen idea la presión que se siente jugar de manera profesional, más aún en un mundial representando a una selección.

Sin embargo, lo que ahora está pasando con Cazelly, es solo una parte, o como dijo Salfate en su declaración respecto a su detención, “esto no es más que un pelo de la cola,” pues al parecer, nosotros los Chilenos somos expertos en quedarnos pegados en lo malo del pasado, sin ser capaces de dar vuelta la página y avanzar hacia algo mejor.

Todo lo criticamos, nada nos gusta, con nada estamos de acuerdo, siempre encontramos a alguien a quien tirar hacia abajo, siempre hay alguien de punto para criticar, o como pasa en este caso, siempre hay alguien a quien recordarle lo peor de su pasado, sin ser capaz de agradecerle absolutamente nada, pues al parecer aquí es más válido recordar el penal que perdió, antes de agradecer por su esfuerzo y profesionalismo como parte de nuestra pasada selección.