martes, 8 de octubre de 2013

Inclusión: ¿Discurso, fantasía o realidad?

Anoche, mientras veía el noticiero de Christian Pino en #Canal24horas, llamó mucho mi atención una nota realizada a los papás de un niño autista de 7 años, quienes aún en estos tiempos han tenido que dejar los zapatos en la calle buscando colegio para su hijo, puesto que en varios de ellos rechazaron al menor debido a su discapacidad. Reconozco que me sacó de onda, pues me cuesta entender como aún en estos tiempos se tengan que estar viviendo este tipo de situaciones, que por lo que tengo entendido no deberían ser. Cuando tenía 7 años tampoco iba a la escuela, también fui rechazada hasta los 12 o 13 años producto mi ceguera, y mi madre, al igual que los papitos del pequeño en cuestión dejó los zapatos en la calle por buscar mi educación. Desde mis 7 años hasta hoy, han pasado 25 años, y me parece francamente un estancamiento para Chile que cosas como las señaladas se sigan repitiendo, y lo que es peor, que nadie haga nada al respecto. Que todo se vaya en palabras bonitas, discursos, buenas intenciones y una que otra foto o algún documento firmado para que queden evidencias de cosas que supuestamente se hacen, pero que en la práctica no se ven para nada por que simplemente no existen, o lo que es más grave aún, no existe la voluntad para llevarlas a cabo. Francamente espero que el ministerio de educación tome cartas en el asunto, y no solamente a lo que a colegios básicos se refiere, por que este tipo de situaciones en los liceos y universidades son mil veces peores. Que SENADIS tenga un rol más fiscalizador en estos casos, que verdaderamente se hagan cosas por mejorar este tipo de situaciones, que los políticos se dejen de andar peleando tanto por el pasado, o centrándose solo en el futuro, si no que sean capaces de centrarse en el aquí y el ahora, de tal manera de resolver los problemas del presente. Que la palabra inclusión se demuestre con acciones concretas para que sea una realidad, y no un discurso o fantasía como pareciera que fuese hoy, y que en 25 años más, no haya alguien que se lamente por sentir que su historia de vida se está repitiendo con otros niños y otros papitos como hoy lo siento yo. Nora Cordero ardiles Psicóloga.

miércoles, 7 de agosto de 2013

¿Es la cuenta RUT para todos los chilenos?

Como soy tan reacia a los trámites, nunca había activado mi cuenta RUT, pero por motivos de trabajo, ayer debí dirigirme a la sucursal del Banco del Estado de Arica para hacerlo. Después de la típica espera en estos casos, pasé al módulo de atención con la ejecutiva correspondiente, quien inmediatamente comenzó a realizar las gestiones propias de la situación, de hecho, hasta me había ofrecido el característico seguro de vida asociado. Todo iba bien, hasta que regresó de sacar unas fotocopias y me dijo que había un problema con la cuenta, pues no sabían como hacerlo conmigo por mi condición de ciega, dado que la cuenta RUT funcionaba con tarjeta y yo no podría hacer el cambio de clave ni manejar bien los Giros, y el banco no podía arriesgarse a que pasara algo. Me sorprendí bastante, por que yo soy clienta del Banco del estado desde el año 2003 y desde ese mismo periodo tengo una tarjeta para cajeros automáticos, lo que como ciega les cuento que es un cacho, pero como se dice por ahí, es lo que hay y uno tiene que adecuarse, mal que mal la integración, inclusión o como se le llame empieza primero por casa y por una misma. Sin embargo, aún con el fundamento de ya tener una tarjeta entregada por el mismo banco hace 10 años, no se me activó la cuenta por los motivos señalados con anterioridad. Es más, para salir rápido de la incómoda situación y llegar a un acuerdo con la jefa encargada de esa área, planteé que si les complicaba tanto la situación no me dieran tarjeta y que todos los trámites de giro los pudiera hacer en la misma sucursal o cajas vecinas, pero se me dijo que no, dado que en estos casos son importantes las firmas, y yo no podría firmar, siendo que el mismo banco ha aceptado que yo ponga mi huella digital como firma, lo que también está manifiesto en mi célula de identidad. Ahora bien, no quiero causar polémica con esto ni mucho menos, de hecho, de alguna manera u otra trato de entender las razones que pudiese tener el banco para no haberme activado la cuenta, pero si hoy me he decidido a escribir esta experiencia a través de este medio, es por que últimamente la palabra inclusión aparece hasta en la sopa, y creo que no sacamos nada con llenarnos la boca hablando de algo que ni si quiera sabemos como manejar, pues si el Banco del Estado tiene dentro de sus políticas normas claras que ayuden a la inclusión de los discapacitados, mínimo debería capacitar a su personal en ellas de tal manera que estas incómodas situaciones no se sigan viviendo, y sus empleados no tengan que estarse contactando con otros para ver como arreglar una situación que quizás pudiese haber sido mucho más fácil de lo que se cree. Muchos saludos para todos chiquillos y que tengan una buena tarde.