“Pero tía ¿para que estudiar una carrera? Yo quiero ser de la tele, así gano plata, soy famosa, estoy siempre vestida a la moda y tendría muchos pololos, a parte de hacer lo que yo quiera”
Fueron las palabras explícitas de una adolescente de 17 años, que al momento de preguntarle que estudiaría al salir del liceo me salió con semejante respuesta y no en tono de talla necesariamente, si no que muy consiente y convencida de lo que decía.
Mientras la escuchaba con atención, me admiraba a cada instante de los fundamentos que ella presentaba para defender su postura, muchos de ellos basados en conocidos ejemplos de nuestra lamentable farándula Chilena.
Aún mayor fue mi sorpresa, cuando me di cuenta que entre sus pares habían varias que pensaban de la misma manera, y que cada una de ellas tenía como modelo a seguir a sus figuras favoritas, las que no se caracterizaban necesariamente por tener los mejores valores, haber estudiado o querer estudiar una carrera universitaria o técnica, o por ser una madre responsable o excelente dueña de casa, si no que sus mayores características eran tener dinero, asistir a caras discotecas, estar siempre vestiditas a la moda, y por sobre todas las cosas tener muchos pololos con plata, escenario que si se les diese la oportunidad estarían dispuestas a conseguir.
Obviamente acepté con respeto sus opiniones, planteando también mi postura respecto al tema, pidiéndoles a ellas el mismo respeto hacia mí de su parte, lo que con los adolescentes no es tan difícil de conseguir si les haces sentirse escuchados y respetados, que no es lo mismo que aprobados.
La conversación siguió su curso, los temas rápidamente fueron cambiando, pero yo reconozco haberme quedado pegada en el tema, y la frase de esta pequeña más el fundamento de alguna de sus amiguitas seguían dando vueltas en mi cabeza, dejando en mi persona muchos cuestionamientos respecto al tema y a quienes pudiesen ser responsables de tan lamentable situación (la familia y la televisión).
Hoy, a casi 3 meses de la conversación citada, un nuevo escándalo farandulero da vueltas en las redes sociales y canales de televisión, llevándome a recordar lo anteriormente expuesto: la tan mencionada Valentina Roth una vez más gana cámaras haciendo de las suyas, prototipo principal de la chica de la frase, en esta ocasión, por un supuesto intento de suicidio, provocado aparentemente por la mezcla de ansiolíticos con alcohol.
Y es que es realmente lamentable el papel que hoy en día juega la televisión en nuestro país, dando cámara a tan graves ejemplos, sin contar a los programas en los cuales estas noticias y otros cagüines son sinónimo de rating, utilizando para ello a jóvenes que creen estar haciéndolo de lujo, sin darse cuenta que detrás de la fantasía de ser famoso/a, no hay nada más que un aprovechamiento televisivo, el cual terminará cuando aparezca otro/a con mejor material que ellos, llevándolos a hacer cada vez mayores tonteras para poder llamar la atención y mantenerse en cámara, mientras muchos en el país siguen sus ejemplos con tal de conseguir lo que quieren.
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